LA CONQUISTA DE PARIA

Trágica fue la conquista de la Península de Paria; aquí la codicia y las rivalidades entre los conquistadores españoles tuvieron comienzo. Trágico fue el final de cada uno de los que se vieron envueltos en los sangrientos episodios que se produjeron. Sedeño, Ordaz, Matienzo, Herrera, fueron víctimas de sus propias acciones. En el año 1530, Antonio Sedeño, presidente en Puerto Rico, hombre con dinero y prestigio en dicha isla, solicitó del Rey permiso para conquistar y colonizar la isla de Trinidad, llamada por los indígenas Yare. En efecto, armó dos carabelas y con 70 hombres se dirigió a dicha isla. No fue tarea fácil porque los aborígenes se opusieron con tenacidad, especialmente el cacique Baucunar, Cacique de la tribu de los Camucuracos. Esta tenaz resistencia obligó a Sedeño a trasladarse a la vecina costa de Paria, donde construyó un fuerte. Regresó a Puerto Rico en busca de refuerzos y dejó encargado del fuerte a su segundo, Juan González de Sosa. Por la misma época, en España, don Diego de Ordaz, quien había sido compañero de Hernán Cortés en la conquista de México, solicitó también permiso del Rey para conquistar y explorar toda la extensión de tierra comprendida desde El Marañón (el Amazonas actual), hasta el Cabo de Vela, en la península de la Goajira. Ni los Reyes ni los encargados de los problemas de América tenían un claro concepto de nuestra geografía. Concedieron el permiso solicitado, ignorando que dicha capitulación comprendía también la gobernación de Cubagua, cuya justicia mayor era don Pedro Ortíz de Matienzo; la de Sedeño, que ya se había asentado en Paria; la de Castellón en la costa de Cumaná e incluso la de los Welzares, residentes en Coro.
Partió Ordaz de San Lucas de Barrameda con 400 hombres en tres grandes embarcaciones, el 20 de octubre de 1531, habiendo sido nombrado Gobernador de las tierras que conquistase y Adelantado de las que descubriese. Llegó a las Bocas del Orinoco, pero por las dificultades de la navegación – el río estaba en la plenitud de su creciente – perdió dos barcos y una parte de la tripulación porque se devolvió hacia el Norte, llegando a la costa del Sur-Oeste de Paria.
Aquí tuvo informes de que cerca se encontraban españoles. Estos eran los que dejó Sedeño en el fuerte, al que Fernández de Oviedo llamó con mucha razón «La Casa de la Discordia». En efecto, al conocer Ordaz la presencia de soldados españoles, comisionó a su segundo, Gerónimo de Ortal para explorar la región. Este sorprendió a los soldados de Sedeño y se apoderó del fuerte. Envió recado a Ordaz, quien se trasladó con prontitud, asumiendo el mando de toda la guarnición y con el fin de evitar probables represalias, ordenó a Juan González de Sosa, el oficial de Sedeño, a que se internase por el Sur en expedición exploradora de las tierras vecinas del Orinoco llamada por los indios Uria- paria, pero con la aviesa intención de que no regresase vivo.
Durante varios meses permaneció Ordaz en Paria, mientras se construían nuevas embarcaciones y esperaba a su lugarteniente Alonso de Herrera, quien había quedado en Tenerife solicitando refuerzos y pertrechos. Con estos refuerzos armó los navíos construidos y marchó nuevamente a la conquista del Orinoco, dejando a Martín Yáñez Tafur encargado de la fortaleza que construyera Sedeño. Fue una epopeya sangrienta la ruta de Ordaz hasta el Caroní, siguiendo las aguas del gran río. Al fin tuvieron que regresar a Paria, a fines del año 1531, maltrechos y hambrientos, llegando hasta el fuerte donde encontraron a la guarnición con su jefe Yáñez Tafur. Una vez descansados y repuestos de la aventura orinoquense, tomó Ordaz el camino de Cumaná, a donde ya había enviado una vanguardia comandada por Gil González de Ávila, dejando en la fortaleza una pequeña guarnición bajo la jefatura de Agustín Delgado.

A su llegada a Cumaná fue hecho prisionero por Matienzo, junto con sus oficiales, siendo llevado para someterlo a juicio a Santo Domingo. Fue absuelto, pero no contento, pidió que se enjuiciase a Matienzo, regresando con él a España, para que fuese juzgado por la Corte. Murió Ordaz en la travesía, al parecer envenenado por Matienzo. Este falleció en España, poco después que Ordaz.

Mientras transcurrían estos sucesos, Sedeño organizó una nueva expedición y se dirigió nuevamente a Paria, donde fue reconocido por Delgado y la guarnición que había dejado Ordaz. Embarcase para Trinidad, meta de su expedición y dejó en la fortaleza de Paria a Juan de Sosa y una pequeña guarnición.

Por otra parte, Alonso de Herrera, después de la partida de Ordaz para España, se encaminó a Cubagua en busca de los soldados que habían sido dejados allí, cuando fueron hechos prisioneros en Cumaná. Acompañaba a Sedeño, Álvaro de Ordaz, sobrino del conquistador y adelantado, don Diego. De Cubagua se trasladaron a Paria, donde se encontraba González de Sosa. Al saberlo Sedeño, que se hallaba en Trinidad, atravesó el golfo con 60 hombres, reduciendo a prisión a Herrera y sus acompañantes, a quienes llevó a Trinidad, dejando desguarnecida a Paria. Logró huir Sedeño y con varios de los suyos regresó a la fortaleza pariana. Tres años duró esa lucha fratricida entre españoles por la dominación de Paria, hasta el año 1534 cuando terminó el período de gobernación de Sedeño en Trinidad. Siete años más tarde murió Sedeño envenenado, en el valle llamado de Los Tiznados. Gerónimo de Ortal, el otro lugarteniente de Ordaz y quien había acompañado a éste durante su proyectado regreso a España, organizó en Sevilla una nueva expedición, la cual salió de esta ciudad el 18 de agosto de 1534 trayendo en dos navíos 160 hombres. Llegó al fuerte de Paria donde encontró a Herrera y sus acompañantes, quienes estaban siendo atacados por los indios y pasando hambre y necesidades. Ambos, una vez recuperadas las fuerzas de Herrera, se internaron nuevamente en el Orinoco. En un combate con los indios murió Herrera. Ortal falleció años más tarde en Santo Domingo. Así terminó la conquista de Paria.

 

HISTORIA DEL ESTADO SUCRE
Autor: José Mercedes Gómez ()
Ediciones de la Presidencia de la República – Caracas. 198